El sector de las finanzas descentralizadas (DeFi) sigue evolucionando, pero también lo hacen las tácticas empleadas por actores maliciosos. En 2025, los rug pulls siguen siendo una de las estafas más destructivas y comunes, aunque su ejecución se ha vuelto mucho más sofisticada. Si antes se centraban en drenar pools de liquidez, ahora utilizan errores en contratos inteligentes, manipulan tokens LP y crean monederos multisig falsos. En este artículo analizamos los métodos emergentes, cómo los estafadores eluden auditorías y qué pueden hacer los usuarios para protegerse.
Una de las tácticas más recientes consiste en lanzar proyectos aparentemente legítimos con contratos inteligentes maliciosos. En lugar de eliminar la liquidez directamente, los estafadores insertan puertas traseras que permiten acuñar tokens sin límite o redirigir fondos sin generar alertas. Estos contratos parecen normales, pero esconden funciones activadas bajo condiciones específicas.
Otra técnica emergente son los monederos multisig falsos. Aunque se presentan como seguros y distribuidos, los estafadores controlan todas las firmas, creando una falsa sensación de descentralización. Esto engaña a los inversores, que confían en la supuesta gobernanza segura del proyecto.
También se ha visto un aumento en la manipulación de tokens LP. Los usuarios son incentivados a aportar liquidez a tokens que luego se devalúan mediante acuñaciones forzadas o retiros de liquidez. Estas estafas son difíciles de detectar por su complejidad técnica y el atractivo de las recompensas.
En 2025, los rug pulls más avanzados utilizan arquitecturas contractuales complejas para ocultar intenciones maliciosas. Se valen de contratos proxy, llamadas recursivas y funciones limitadas por gas para evitar revisiones superficiales o herramientas automáticas de auditoría.
En algunos casos, los retiros se producen lentamente durante semanas o meses («rug pull lento»), generando confianza en los usuarios hasta que es demasiado tarde. Los contratos funcionan con normalidad, lo que reduce las sospechas.
Este nivel de sofisticación también dificulta la detección por parte de auditores. Sin revisiones manuales profundas, las vulnerabilidades pueden pasar desapercibidas. Los usuarios deben ser extremadamente cautelosos con proyectos que lucen demasiado bien.
Las auditorías de contratos inteligentes eran consideradas una garantía de seguridad, pero en 2025 incluso proyectos auditados pueden ser estafas. Una técnica consiste en modificar el contrato tras la auditoría: se audita una versión, pero se despliega otra en la red principal.
También se utilizan contratos verificados que aparentan ser seguros, pero se conectan a módulos externos con código malicioso. A simple vista, todo parece limpio, pero las verdaderas amenazas se encuentran en funciones ocultas.
Además, han surgido firmas de auditoría falsas o sin experiencia que entregan informes superficiales, generando una falsa sensación de seguridad entre los usuarios que no verifican el trabajo a fondo.
Los estafadores utilizan logotipos de auditorías como herramientas de marketing. Algunos falsifican certificados o copian informes de otros proyectos. Saben que muchos usuarios no leen los informes completos, solo confían en los sellos visuales.
Incluso interactúan con auditores reales en foros para mostrar transparencia, mientras preparan versiones no auditadas para despliegue. Estas técnicas de ingeniería social son cada vez más comunes.
Por ello, una auditoría debe ser vista solo como una capa de seguridad más, no como una garantía. La verificación por parte del usuario sigue siendo fundamental.
Frente a esta complejidad creciente, los usuarios de DeFi deben aplicar estrategias de seguridad múltiples. Verificar que el contrato en red coincida con el auditado es esencial. Herramientas como Etherscan permiten hacer esta comparación.
También se recomienda evaluar al equipo del proyecto: experiencia comprobable, comunidades activas y comunicación clara son buenos indicadores. Si el equipo permanece anónimo o evita responder preguntas, hay motivos para dudar.
Por último, es clave diversificar. No se debe invertir todo en un solo protocolo, especialmente si es nuevo o no auditado. Se deben usar plataformas reconocidas y herramientas como seguros descentralizados y alertas de riesgo.
Los usuarios deben informarse siguiendo a expertos en seguridad y participando en comunidades de análisis. Las plataformas de inteligencia de amenazas ayudan a detectar patrones sospechosos a tiempo.
Aprender los fundamentos de los contratos inteligentes también es útil. No hace falta ser programador, pero entender los LP tokens, la tokenómica y los mecanismos de fraude puede marcar la diferencia.
Finalmente, la comunidad DeFi debe trabajar unida para establecer mejores estándares: transparencia, educación del usuario y desarrollo responsable son claves para reducir rug pulls en el futuro.